No sé en qué consistió perderla
Es cierto, lo dijo Bolaño,
“pudo haber sido una gran poetisa”
pero entendí petisa, la vi en sueños
aún, apenas adolescente, flaca
frágil, no huía, no se alejaba
y sus movimientos ostentaban
cierta sofisticación.
Protegidos por las gruesas persianas
de una posada umbría
me montó en Castilla una tarde de calor
el tenue resplandor de sus pantalones blancos
por única claridad tumbados en el suelo
cabalgaba con modales de novicia asilvestrada
en la gloria de sus treinta y ocho.