LAS PALABRAS
…Con su túnica de imágenes.
Luciendo esas pulseras
que se amalgaman al concepto.
Imposiblemente desnudas
–dejarían de ser–
como amó Juan Ramón a la poesía.
Palabras, sí, de arcilla;
recientes, casi húmedas,
donde el rocío canta su semblanza.
Palabras para hacer vasijas
o fetiches;
(ellas mismas son un fetiche).
Para romperlas con alarma
como a un juguete caro.
–Oh, la palabra a veces
se hace boca de selva;
repta como una serpiente;
se desgaja como un ala;
arroja cual tormenta
llamarada de sílabas y miedo.
Hay palabras cosidas al concepto
como por un aguijón.
Se demoran, abejas,
laborando en el hueco del oído,
torturándole rastro a la memoria.
Con la palabra almibaré el poema
o te escupí la vejación.
Y pues no tuve nunca una mano inocente,
me apliqué a cortar palabras con tijeras.
Pero también ¡Ay! la palabra
se resumió en pócima de lágrimas,
en S.O.S. inútil de sirena.
Palabras.
En la palabra ronda
la vocal del hastío,
la forma del beso
y hasta el gesto del miedo.
Tuve un dolor en el costado;
y lo hurgué para arrancarme
el recuerdo de la metralla.
Y extraje solamente tres palabras.