A ti como una mano que se anuda
a la tuya, voy a ti con mi boca
y mis labios, a ti con mi sed
y mi hambre, a ti como beso furtivo
que Tú notas y al sentirlo me miras,
y siento que me amas, sacias mi sed
de ciervo y de desierto, mi sed
de río seco que añora su caudal,
mi sed de hombre perdido que descubre
tus huellas y las sigue, y de ellas
mana el agua, y en ellas crece el trigo,
y de ellas las palabras como nubes
emergen, y llueven sobre mí, me rocían,
me empapan, me hacen relucir como si
fuera un rayo de tu misma mirada,
o hablar, como si fuera una palabra
de tu boca, o callar, también callar,
como si fuera flor, o acaso pétalo,
silencio de tu propio silencio.