EL TIEMPO se difumina entre la niebla de marzo. Crezco en medio del dolor y las torpezas. En este presente de naufragios y abandonos, no renuncio al pasado, a lo que fui antes de comer ese veneno que me abrió los ojos y me hizo saber que soy barro, levedad. Sí, soy lo que he sido aunque duela. Ma liberté me rend responsable de moi-même. Ahora, me detengo ante otra forma de la vida con nombre y rostro propios.