SIN LÍMITES
Supón que soplas.
Que por ese mismo impulso te mueves
flotando cual partícula minúscula
a la espera de una leve ráfaga de viento.
Supón que una ligera brisa te enreda
en un remolino travieso,
elevándote hacia corrientes cálidas,
desconocidas.
Supón que no te inquieta,
que te dejas llevar,
que te abandonas a la indolencia
disfrutando de los colores,
de las fragancias…
Supón que renuncias a los obstáculos,
que desaparecen las barreras,
que el horizonte se pierde
cuando alcanzas la altura suficiente
para volar.
Supón que no hay límites…