En el vaso de whisky de mi alcoba guardo todos los años que te esperé y las monedas primeras de mi fuego. Sobre la fea mesilla de formica entre sueños y marcos de latón atesoro tu cinta del pelo y tu ausencia. Las botellas vacías rescatan una bolera desnuda donde rebota este corazón triste que muere a cada impacto.
Un cadáver que se me parece sospechosamente
usurpa mi cuerpo fingido sobre la cama también de latón mientras unos ojos que replican los míos me miran desde la lámpara quizá de latón también. No desperdicies tu tiempo ojalá de latón siempre para medir la alcoba de mi insomnio y de tu infortunio.