
COMIENZO
Nací en diciembre rodeada de mar.
Un domingo que tras un sobresalto
se le encogieron las entrañas a mi madre.
Emprendí el camino antes de lo previsto
como la hoja que amarillea y cae antes de tiempo.
Fui una niña deseada y querida,
siempre lo he sentido así.
Y allí iba con mi madre y mi abuela
andando hacia el hospital,
con la tranquilidad de una época que ya no existe,
cubriendo los pasos de una nueva vida, mi vida.
Mi madre desanduvo por última vez el camino en solitario
con mi padre atravesando los mares.
Una tarde pausada de invierno y sal a las siete y veinticinco,
sin alarmar, como se hacen las cosas los domingos por la tarde.
Fue un parto sencillo sin demasiado dolor
y vi por primera vez la luz de este mundo
en el ocaso de un día sereno.
El mar, para variar por las fechas estaba en calma
y desprendía ese particular y exuberante olor a dos mares;
en ningún otro lugar el aroma de las aguas se percibe igual.
Fue el comienzo, pero no os engañéis, sólo fue eso, un comienzo.