YO SE DE TI
Me sé tu cielo de las noches oscuras,
en esas, que por verte, las estrellas
parecen desplomarse, con el ansia
de mirarte de cerca;
rutilando tu mar, pues que se dejan,
parte de su brillar, entre tus aguas
al reflejarse en ellas,
van compañeras del pescador,
que enamorado parece que quisiera
al arrojar sus redes, recogerlas
Me se el silencio del paseo marino,
en el que el aire se hace recio y vivo.
Me se el suspiro, acariciante y lento,
de la ola al romper.
Me se tu calma de cristal sonoro,
en el que el palpitar de cada vena:
es un grito de vida.
Me se tu tierra parda; carne abierta,
siempre sangrante, abandonada, ajena;
siempre hambrienta de agua,
siempre cierta.
Dando, con su aridez,
en cada fruto salido de su entraña,
la primera y más pura
dulzura del sabor de una caricia.
Me se el azul del cielo
siempre abierto,
cambiante y sutil,
evanescente.
Me se el azul lejano
tras las sierras,
las que arañan el aire,
omnipresentes.
Escucho, del azul profundo, oscuro,
de la noche encalmada, lentamente,
abrir los velos a la aurora tibia
y llenarse de luz, serenamente.