Si un día te reclamo en mi agonía
no te demores para consolarme
para darme tu amor y acariciarme
que de ese modo yo morir querría.
A la hora en que todo acabaría
hallara yo la forma de entregarme
a tus brazos en cruz, y enamorarme
de tu mirada buscando la mía.
Qué anhelado final, qué maravilla
saber que junto a ti emprendo el viaje
y me alejo de toda pesadilla.
Será humilde y escueto mi bagaje
la bonanza me espera a la otra orilla
tú no vas a mirar cómo es mi traje.