XIII - CALIGRAFÍA
El sólido puente entre el deseo y el recuerdo
permanece vivo y unido en este atardecer,
cobijado por el crepitar ardiente
de aquella mirada interior
que se embriaga del néctar desprendido
sobre la imagen sostenible
en que mis pupilas escriben versos de menta y miel.
Con la caligrafía de tus caricias en mi oído
deleitándose en el contorno de tus palabras
guarecidas bajo tu curtida piel,
voy deshojando todas las flores de un tiempo
para volver a besar la primavera de tu boca
de nuevo
en nuestro próximo encuentro
una y otra vez.