Ediciones Vitruvio

Hoy nos sentamos con...
Pedro Alcarria
Pedro Alcarria, (Barcelona, 1975), es escritor, traductor, gestor cultural y colaborador en la
radio municipal de la ciudad de Castelldefels. Es autor de los poemarios “El
dios de las cosas tal y como deberían ser”(2013) y “Camada” (2021), elegido
como uno de los mejores libros de poesía de 2021 por la Asociación de editores
de poesía. También ha publicado poemas, reseñas y entrevistas en revistas como
Zenda, República Digital, El coloquio de los perros, Casapaís, Radical 3 o
Alga. En su faceta de gestor cultural fue coeditor del número 7 de la revista
Tinta en la medianoche y coordina el Festival de poesía que cada año organiza
Ediciones Vitruvio en Barcelona. Como traductor es autor de la primera
traducción al español de “Las ciudades tentaculares”(2022) de Émile Verhaeren,
y de una nueva versión de “Las flores del Mal” de Charles Baudelaire(2023). Su
último trabajo es el poemario “Paris Berlín Roma” (Ediciones Vitruvio 2025).
-En el prólogo, se
comenta que el título del poemario representa distintos estados anímicos y no
solo hace referencia a capitales europeas, pero, exactamente, ¿qué representan
para ti París, Berlín y Roma?
Efectivamente, el libro no
debe entenderse únicamente como una alusión a esas ciudades del título, sino
como un aparato de referencias que permite articular distintos estados anímicos
y una serie de ideas y reflexiones. Como bien señala Ángel Faretta en el
prólogo, el libro transita por esas tres capitales, pero su alcance va más allá
de ellas. Son, en cierto modo, una excusa, un punto de partida para explorar
temas diversos. Claro está, que además,
han sido ciudades que he visitado con frecuencia durante el período de
composición del libro y que, en ese sentido, han acompañado de forma tangible
el proceso de escritura. Su elección responde, en última instancia, a una
afinidad personal y a la forma en que han influido en mi sensibilidad artística
y literaria.
-¿Qué idea te ha llevado
a escribir el libro? ¿Qué autores te han inspirado?
Más que de una idea o una
motivación concreta, el libro surgió de una necesidad de expresión que sin
darme cuenta había mantenido acallada durante un tiempo y de la que París Berlín Roma
terminó siendo casi una espita. Por supuesto, en su concepción influyeron
muchas lecturas. Me reconozco deudor de toda una tradición poética, con Rimbaud
y Baudelaire como referentes fundamentales, y en definitiva de toda esa línea
poética que desciende del simbolismo y que otorga una importancia esencial al
uso de imágenes. Citar todas las influencias sería excesivamente extenso.
Además, a lo largo de los cuatro años que llevó su escritura, diversos
descubrimientos afortunados y azarosos ayudaron a orientar el libro. Podría
hablar desde la obra de Ángel Faretta, al que ya he citado, hasta El discurso de la verdad
de Miguel de Mañara, pasando por La
emboscadura de Jünger, que, en distintos
momentos, contribuyeron al desarrollo y conclusión del libro.
-A pesar de que el trasfondo en la mayoría
de los poemas es algo oscuro y a menudo relacionado con la muerte, ¿crees que
alguno de los poemas de París Berlín
Roma puede considerarse amoroso? ¿O
todos los encajarías dentro de la poesía existencialista?
Es un tema interesante. Sin
entrar en detalles, podría decirse que todo el libro, en sí mismo, es obra del
amor. Sin embargo, es cierto que predomina una línea coherente de reflexión
sobre el fin de las cosas y las vanidades del mundo, más que una exaltación
sensual o amorosa. Dicho esto, amoroso y existencial no son términos opuestos.
Quizá la poesía existencial no sea necesariamente amorosa, pero la poesía
amorosa sí debe ser, en algún sentido, existencial para no caer en lo ramplón.
A veces, se alcanza una síntesis perfecta entre ambas dimensiones, como es el
caso de la poesía de San Juan de la Cruz.
-¿Crees que tu faceta de
traductor y viajero ha influido en la creación del libro?
Este libro, concluido en
2021, es anterior a mis traducciones de Las
ciudades tentaculares y Las flores del mal,
por lo que no puede decirse que esas experiencias hayan influido directamente
en su escritura. Sin embargo, creo que la necesidad de abordar la
traducción—que, en el fondo, es una forma de lectura en profundidad—ya estaba
latente en mí. Por otro lado, es cierto que la ciudad es un tema central en mi
poesía, y en ese sentido los viajes sí han sido determinantes. El libro se fue
escribiendo a lo largo de varias estancias en París, Berlín y Roma, y creo que
esa experiencia de desplazamiento, de habitar temporalmente un lugar, se
refleja en los poemas tanto en la atmósfera como en la mirada, y en esa
perspectiva distinta sobre las cosas desde la que están escritos.
-¿Cuál es tu opinión
sobre la poesía española contemporánea? ¿Ves alguna diferencia grande respecto
al resto de poesía europea?
Me
parece que la poesía española contemporánea es tan diversa como su tradición.
Hay una gran variedad de corrientes y estilos, lo que hace muy difícil trazar
unas características definitorias. En comparación con la poesía europea, quizás
se pueda percibir todavía una inclinación mayor hacia lo confesional, mientras
que en otros países se han desarrollado más tendencias experimentales o
narrativas. Pero esas diferencias son relativas, porque en un mundo tan
interconectado, las influencias se cruzan constantemente. Dicho esto, siempre
me han interesado los escritores que son corredores de fondo, aquellos que
persisten y construyen una obra con una voz propia. Más que las líneas de confluencia, me atrae en un escritor todo aquello que sea diferencial y único, todo cuanto
lo haga un extraño a su tiempo.
Hoy nos sentamos con...
Isabela Basombrio Hoban
-¿En qué idioma se te hace más cómodo escribir
poesía?
A veces pienso que escribir poesía en español es una
experiencia a todo color y escribir en inglés es blanco y negro con muchas
sombras. Dos paletas diferentes e igualmente intrigantes e interesantes. El
inglés para mí está lleno del ruido de las palabras, textura, flexibilidad y al
mismo tiempo restricción. El español está lleno de espacios, muchas
profundidades y una belleza vital y devastadora. Me encanta la música que
tienen ambos idiomas. Cuando me fui de Perú de niña a un país de habla inglesa,
tuve una especie de interrupción del español y un aprendizaje tardío del
inglés, creo que hice una especie de vocabulario entre los dos idiomas.
Entonces, mi vocabulario completo son los dos idiomas juntos. También depende
en qué idioma recibo algún poema o verso, porque la poesía es algo que llega. Y
en mi caso llega algunas veces en español y otras veces en inglés.
-¿Se te hace más complicado escribir en español
por el hecho de vivir rodeada de gente de habla inglesa?
Lo complicado es que la poesía va más allá de los
idiomas. Es y no es una cuestión de idiomas. Los idiomas son como cáscaras de
huevo. Podría haber escrito solo en inglés, pero eso me habría impedido
alcanzar una especie de madurez artística/poética. Debido a que el inglés es el
entorno lingüístico en el que he vivido la mayor parte de mi vida, en cierto
modo, sería más fácil escribir en inglés. Pero también sería una experiencia
mucho menos enriquecedora y mucho menos auténtica. Faltarían varios tonos o
notas musicales y la gama emocional sería limitada. Tendría que negar algo de
mí misma que mataría la poesía por completo. Escribir en español es un acto de
amor al idioma, de amor al lugar de donde vengo, de amor a la poesía y a los
poetas peruanos, latinoamericanos, españoles, es una elección, es un
privilegio. Y aunque, como he mencionado, la poesía me llega en ambos idiomas,
hay veces que escribir en español es una decisión. Escribir en español viviendo
en un país de habla inglesa es sentir, y a veces muy fuertemente, el peso del
dominio global del inglés.
-¿Dentro de qué género integrarías más este
poemario: amoroso o filosófico?
De algún modo, la cuestión del género parece una
propuesta limitadora. Es un zapato que queda apretado. En este caso, tal vez lo
filosófico es un poco menos apretado.
-¿Crees que, después de tantos años viviendo fuera
de tu país, la cultura irlandesa está influyendo en tus poemas?
Sin duda alguna. Si no fuera así, creo que no sería
poeta.
-¿Crees que hay algún parecido entre la cultura
peruana y la irlandesa? ¿O son dos culturas completamente distintas?
Las culturas son muy similares en haber producido
tesoros culturales que son regalos para la humanidad. Similares en
contribuciones de extraordinaria importancia al mundo de la poesía y la
literatura. Similares en tener una trágica historia colonial que afecto mucho
los idiomas originarios. Ambas culturas tienen una antigua tradición oral que
ha tenido poderosos efectos en la tradición escrita de sus países. Los peruanos
e irlandeses se parecen en su amabilidad, integridad e inteligencia, proceden
de una larga serie de tradiciones de sabiduría con fuertes conexiones con la
tierra y los ciclos de la vida. Una diferencia principal es la del idioma.
Curiosamente, a pesar de todos los avances tecnológicos que han derribado las
barreras físicas, la barrera del idioma sigue siendo un muro.
-¿Cómo es el proceso de escribir en dos idiomas?
Es decir, ¿primero escribes en español y luego lo traduces al inglés, o lo
reescribes sin fijarte en lo que ya has escrito?
En un poema lo puse así: “El destino de ser otra
persona en inglés (o en español), una espectadora y una protagonista en la
misma frase.”
Hay veces escribo un poema entero en español o un
poema entero en inglés. A veces me viene una frase en inglés y luego escribo
dos en español, esto sería del mismo poema. El español es un tipo de espejo en
que puedo ver los poemas en inglés y viceversa. Por ejemplo, si escribo un
poema en español, con tal vez una o dos frases en inglés, cuando pongo la parte
en español al inglés, puedo ver, entender y profundizar más el poema. Y hay
veces cambio algo en inglés o español, depende de cómo funciona mejor el poema.
Este proceso ayuda muchísimo a los poemas, aunque suele ser un proceso muy
difícil y frustrante. Con el uso de los dos idiomas tengo un vocabulario más
amplio, pero soy muy estricta en el uso del lenguaje y trato de escribir con
una economía de palabras.
-En la mayoría de tus poemas haces alusión a la
naturaleza, ¿crees que se debe al entorno en el que vives? ¿Crees que tu poesía
cambiaría si vivieras en una gran ciudad?
Escribir con alusiones a la naturaleza del lugar
donde vivo abre una puerta para escribir a todas las naturalezas del mundo y
también a las imaginarias. Es como decir que porque conozco el árbol en mi
jardín y lo veo cambiar a diario en todas sus etapas, de alguna manera conozco
todos los árboles del mundo. Aunque al mismo tiempo cada árbol es completamente
diferente y un mundo en sí mismo. No escribo conscientemente sobre la
«naturaleza», pero es cierto que vivo rodeada de ella y comulgo muy
profundamente con ella. También me encantan las grandes ciudades, y cuando
estoy en ellas, comulgo y sintonizo con ellas. En los espacios naturales
abiertos, una persona es algo precioso y especial, en la ciudad una flor que
crece en la vereda es un milagro. Los distintos entornos muestran la
importancia de cada cosa.
Hoy nos sentamos con...
Dolors Fernández Guerrero y su La memoria de la piel
-¿Qué género literario es más sugerente para ti a la hora de escribir? ¿La poesía o la novela?
En mi caso, cada género tiene su momento. La intensidad emocional, la idea que irrumpe, la imagen, el pensamiento disruptivo, para mí encaja muy bien con la poesía. El formato del poema me permite canalizar, digamos que con una cierta “urgencia”, emociones, sentimientos, incluso aspectos sensoriales de un modo sintético. Y eso solo puede lograrse a través de un imaginario poético rico en simbología con la metáfora en el ojo del huracán. Estoy convencida de que la poesía abre la puerta al yo sin tapujos y a nuestro inconsciente recóndito. Es algo fascinante.
Por otro lado, la novela requiere un desarrollo más discursivo y racional, apegado a la realidad, deudor del contexto y de sus personajes. Particularmente yo, a través de la ficción narrativa y de las tramas que recreo, con frecuencia políticamente incorrectas, convierto la vida “real” en materia abordable, moldeable, quizás en un afán por hacer de este mundo de locos un espacio comprensible al que asimilarme. Aunque suene grandilocuente, en cierta forma, escribir una novela es crear un mundo. El autor se convierte en un demiurgo literario, decide desde el minuto cero qué va a hacer y a partir de ahí planifica una hoja de ruta. Parecerá un tópico, pero a pesar de ser el autor, acabas en manos de tus propios personajes y ellos, con el libre albedrío con el que tú mismo los has dotado, se adueñan de la historia. Lo creado siempre acaba independizándose del creador.
-Está claro que en tus poemas hay una clara influencia de autores de misterio como puede ser Allan Poe, pero ¿en qué autores te inspiras tanto para tus poemas como para tus novelas o micro relatos?
Sí, es cierto, me interesa mucho Allan Poe, me cautiva su capacidad para crear atmósferas, para inducir estados de ánimo en el lector. Si nos centramos en la poesía y hablamos de maestros indiscutibles, me apasiona Lorca que ha sabido como pocos imbricar en la palabra poética lo carnal, el deseo y la muerte. Miguel Hernández también me parece un extraordinario poeta, muy dotado y con un mundo rico, original, apasionado. En general, la Generación del 27 es un compendio de poetas increíbles… Más recientemente, aunque ya no esté entre nosotros, Pizarnik me inspira muchísimo, desde ese abismo en el que ella se recrea sin esperanzas. Y Francisca Aguirre, la mujer que escribió Ítaca para denunciar su aislamiento e incomprensión, su desazón frente al Minotauro que acechaba en el océano... Parece que soy más de sombras que de luces…
En narrativa te diría que la lista sería aún más extensa. Desde la visión esperpéntica de Valle-Inclán, al halo de misterio y decadencia que nos descubre Marguerite Duras décadas después, con esa voz suya, tremendamente desgarrada y lírica. También admiro profundamente a Borges; a García Márquez por la belleza de su prosa, al alcance de muy pocos, solo de narradores consumados como él; a Vargas Llosa por la eficacia y diversidad de historias, siempre certeras, punzantes. Y después, por el tratamiento humorístico, me encanta La conjura de los necios de Toole. Por razones parecidas incluiría a Lucia Berlin con su colección de relatos: Manual para mujeres de la limpieza. Y a Mariana Enríquez, por supuesto, autora contemporánea, que aborda el elemento fantástico y lo inscribe dentro de un marco real y de denuncia francamente original e impactante. Habría muchos más… pero creo que podemos dejarlo ahí o noquearé al lector hasta el KO técnico.
-Tienes un poema titulado Elegía de Penélope en el que mencionas tanto a personajes de la Odisea como a figuras de la mitología griega, ¿te consideras una apasionada de la mitología? ¿Qué te inspira más lo fantástico relacionado con los mitos o tu propia realidad?
Teniendo en cuenta mis estudios universitarios, no puedo eludir la mitología y el estudio de los clásicos en mi formación. Sin contar que en cualquier contexto, también en el actual, los mitos siguen funcionando como símbolos en prácticamente todos los niveles de la sociedad. Los mitos se reinterpretan y actualizan continuamente. Representan arquetipos reconocibles, perfectamente identificables, y por esa razón son una fuente inagotable de inspiración. Realmente constituyen una parte esencial del imaginario colectivo de Occidente, un reservorio para metáforas del que, desde mi punto de vista, conviene no abusar. Y eso lo dice alguien que titula uno de sus poemas Elegía de Penélope… La contradicción nos constituye… a mí también.
-¿Es más sencillo para ti trabajar con el verso libre o con la articulada estructura de los sonetos que ofreces al final del libro?
El verso libre, como es obvio, ofrece un margen de libertad muy superior a cualquier forma métrica y me resulta muy cómodo cuando me siento locuaz, cuando el mensaje que quiero transmitir es más expansivo, más narrativo, incluso dialógico. Me permite fluctuar cómodamente a través de las ideas y manejar diferentes formatos, intercalarlos, para lograr determinados efectos expresivos y sonoros. Ahora bien, el soneto frena esa locuacidad, requiere contención, domesticar el lenguaje y exige una organización muy clara de las ideas, una capacidad de síntesis, un sentido musical del verso que, a mí personalmente, me resulta muy atractiva. Estimula la creatividad y obliga a utilizar todos los recursos lingüísticos y poéticos en pos de esos catorce versos.
La última sección de La memoria de la piel es “Sonetos del desasosiego” y la he dispuesto al final del libro precisamente por lo que tiene de síntesis poética. Lo que con anterioridad se ha ido desgranando en verso libre se concentra en seis sonetos que contienen las ideas principales del poemario. Ahí reside la esencia de mi poética y mi mensaje. Con ello, también he querido rendir homenaje a gigantes de la poesía como Garcilaso de la Vega, Quevedo, Lope de Vega o Sor Juana Inés de la Cruz; a autores más próximos como Machado o Lorca y tantos otros. Mi humilde aportación solo es una muestra de respeto y admiración hacia ellos.
-A pesar de que el trasfondo en algunos de los poemas es algo oscuro o grotesco, ¿crees que La memoria de la piel puede ser considerado como un poemario amoroso? ¿O dentro de qué tipo de poesía lo encajarías?
Creo que sí, que en La memoria de la piel predomina la experiencia amorosa planteada desde el dolor, aunque estén presentes otros temas que convergen en una concepción nihilista de la existencia: la desolación, el sentido de desposesión, la representación del vacío, el deseo insatisfecho. Es una poesía que interpela al lector no solo emocionalmente, sino sensorialmente, desde la sensualidad. A la vez, entiendo que se trasciende el hecho puramente amoroso, al anclarse en lo más profundo de nuestro ser. Ese considero que es el punto fuerte de este libro. Pero también es verdad que en algunos sonetos hay un sustrato grotesco, aunque no lo había pensado hasta ahora…
-¿Cuál es tu opinión sobre la poesía actual o contemporánea? ¿Crees que el germen de la poesía se ha extendido entre la juventud últimamente?
Yo creo que sí. Hablar de germen de la poesía es un modo muy preciso de definir la pulsión poética inherente al ser humano. Aquella frase de “malos tiempos para la lírica” se ha convertido en un tópico sin mucho sentido hoy en día. La poesía siempre está ahí, como una superviviente después del naufragio, aferrándose a una tabla a la deriva si hace falta. Lógicamente cambiarán las formas poéticas, sus propósitos y expectativas, pero seguirá siendo poesía. Solo hay que echar una ojeada alrededor para darnos cuenta del interés que suscita entre los jóvenes, la cantidad de nuevos autores que emergen por momentos. Es cierto que a menudo eligen medios digitales como las redes sociales, pero funcionan, son leídos y admirados, tienen muchísimas visitas y seguidores, y eso es lo que cuenta.
Lo que sí creo es que quizás haya una desconexión entre los poetas más jóvenes y los veteranos. Es como si pertenecieran a mundos inmiscibles, lo que hace que la relación profesor-alumno, tan fructífera en el pasado, prácticamente haya desaparecido. Los jóvenes que se inician en el mundo de la poesía no parecen muy satisfechos con sus “mayores”. En general no se identifican con lo que sus predecesores hacen. Ahí tenemos a Elvira Sastre o a Marwán, que llenan salas de teatro, estadios... ¿Qué problema hay? Al final, el abanico es amplio y tenemos poesía para todos los gustos. Lo importante es que el germen esté ahí para que un día se abra como una hermosa flor.
-¿Crees que haber desarrollado tu literatura desde una edad adulta ha afectado a tu forma de escribir?
Inevitablemente, seguro. Lo que no tengo claro es si para bien o para mal, pero eso nunca lo sabré. Abandonar la literatura a muy temprana edad, como hice por razones personales, a pesar de ser una pasión que me ha acompañado durante toda mi vida, tiene un precio. No creas que no lo lamento… Sin embargo, aquí estoy, dispuesta a dar batalla. A mi favor, te diría que juegan los conocimientos adquiridos durante todos estos años, las experiencias que han matizado mis perspectivas. Siento que soy más sabia y más fuerte, y eso me da confianza. El peligro radica, como siempre, en la pérdida de espontaneidad y frescura. Es un riesgo que corres a medida que cumples años. Intento suplirlo con originalidad, inconformismo. A ello ayuda mi insaciable curiosidad y ciertas dosis de entusiasmo.
-¿Cómo te sentiste cuando tu manuscrito quedó finalista para el Premio Vitruvio de poesía?
Lo primero que sentí fue incredulidad y luego una gran alegría, casi infantil. Haber logrado este Accésit del Premio Vitruvio supone para mí una gran recompensa. Es mi segundo poemario publicado después de Mi corazón mordido por tus labios (La Marca Negra Ediciones, 2017). De alguna manera me indica que no he errado el camino, que mi mensaje puede llegar del modo que yo deseo a muchas personas, compartir a través de un medio tan especial como es la poesía emociones, sentimientos, sensaciones. No hay mayor satisfacción para un autor que sus lectores. Nos retroalimentamos de ellos y si por el camino tenemos la suerte de que nos concedan algún premio, este se convierte en un hito, en combustible para nuestra creatividad.
por María Rodríguez Cabrero y Marcos Martín
Hoy nos sentamos con...
Rosa Estremera y su nuevo libro, Herida Propia.
Nacida en Ceuta en 1966 se afinca en Madrid en 1988. Psicoanalista y poeta, ha publicado desde 2014 seis libros de poesía con la editorial Vitruvio y ha conseguido hacerse un lugar entre las mejores poetas del panorama actual literario. Con obras ya consolidadas como Las Tierras que nos cubren, El monopolio de los árboles que
fue elegido entre los doce mejores libros de poesía por la Asociación de
Editores de Poesía (A.E.P) en 2019 y que tuvo dos ediciones, cómo también las tuvo, la segunda ampliada, Todos los cuentos son tu mirada. Nos lleva aún más allá con este personal, valiente y biográfico camino por su historia. Herida propia, su último libro, apenas presentado hace unos días abre un interesante camino poético del que charlamos a continuación…
… ¿Qué se hiere, si
hiere, en herida propia?
Hiere la vida, el amor, la muerte, la infancia, la desilusión, las traiciones…
… ¿no son esas muchas
heridas?...
No, no, hay muchas más, casi tantas cómo días vividos y van unos cuántos. Todas las vivencias que
nos acompañan desde el nacimiento dejan la huella, la marca imperecedera de lo que somos. Es más, diría que conocer las heridas nos otorga el poder de
sanarlas y sublimarlas para posicionarnos ante la vida con una mayor capacidad
para poder disfrutarla.
… sólo hay dolor
según me dice…
Por supuesto que no.
Tengo que aclarar que el significante herida no sólo lo tomo en su connotación de dolor, también y sobre todo como aquello que nos marca y nos deja un
vestigio estructural que va a ayudar a conformarnos como somos, desde este
lugar las alegrías, las ilusiones, el amor también son heridas. Heridas que nos
hacen.
… ¿Qué pueden ofrecernos
estas heridas, qué nexo puede encontrarse, si lo hubiera, entre este libro y el
lector?
Herida propia es sin
duda mi libro más personal, autobiográfico y confesional. Un libro que recorre las historias que me han marcado como te decía antes, las historias que me han
hecho ser como soy y eso paradójicamente es lo que nos une, mis historias son las tuyas también, si no todas, la mayoría, a ti y a todos, porque todos hemos
besado por primera vez y también llorado por un amor perdido, todos hemos
vivido un verano inolvidable, el aroma del primer cigarrillo, las traiciones,
la muerte de un ser querido, las fiestas del pueblo, las tostadas del domingo,
mis historias también son las historias de todos.
… ¿Cómo se gestiona esta desnudez tan característica en el libro, es valentía?
Sinceramente ha sido
muy difícil superar el pudor y una cierta autocensura que bajo los recursos
estilísticos que me otorga la poesía me he ido, de alguna forma, escondiendo,
ocultándome. Pero de alguna manera ha sido liberador enfrentarme y superar
temas muy sensibles y de gran importancia para mí, cómo mi relación con la
religión o las historias que no sólo se refieren a mí misma, si no a personas
de mi entorno más cercano y familiar, eso ha sido el escollo más difícil de
superar. No lo llamaría valentía, más bien necesidad de poner cada cosa en el
lugar que corresponde.
… háblame de esa
relación con la religión…
Creo que una de las
crisis más grandes en mi vida fue cuando con unos treinta años se me cuestionó
la comunión de mis hijos por estar divorciada. Fue un punto de inflexión en mi relación con la Fe y sobre todo con la iglesia. Lo cuento en el poema Adúltera
de este libro. Para mí, una de las grandes heridas.
… ¿a qué te refieres
con las personas de tu entorno?
Este libro es un libo
que también habla de lo femenino, de la mujer, de las mujeres de mi historia.
De mi abuela y de mi madre. Mujeres valientes. La historia de mi abuela, una
mujer hecha a sí misma que aprendió a sobrevivir desde la infancia y superó a
una sociedad oscura, una mujer maltratada y herida profundamente que sin
embargo mostró una gran fortaleza y supo darle a mi madre todo aquello que ella
no tuvo. Yo, como digo en uno de los poemas, nací en otro mundo por ella.
Mujeres que supieron fabricarse las alas de un dragón, sin duda sus historias
me han hecho ser la mujer que soy y tener la posición que tengo ante el mundo.
Desde aquí mi amor y mi profundo agradecimiento.
… ¿Qué hay cómo
psicoanalista en este libro?
Todo, no puedo, ni
quiero separar mi lado poético de mi faceta psicoanalítica. Hay un poema en el libro titulado Poeta y psicoanalista que empieza con un verso que dice: Que no
se me olvide que yo, lo que soy, es poeta, pero por otra parte en otro verso
digo: Si nací poeta me hice psicoanalista sin saber que ambas cosas eran lo
mismo.
… ¿Sólo un poema?
Un poema que pone de
manifiesto que yo soy escrita, escrita por los versos y la palabra que en
muchas ocasiones surge de lo más profundo y oculto, de lo inconsciente. El
libro cómo si de una analizante se tratara va desentrañando historias desde el
nacimiento hasta la actualidad. Síntomas, heridas de mi yo más profundo,
llevando a través del poema, lo inconsciente a lo consiente y así superarlo,
sublimarlo en herida escrita, en herida propia.
… ¿y el amor?…
El amor está
tremendamente presente, como decía al principio, hay heridas de amor, de amor
verdadero, de amor pasional, fraternal, de ilusiones, de amistad, de deseo cómo
motor de la vida.
“Somos juntos lo que ya
habíamos sido.
Hemos llenado los días y
los años con los gestos que nos regalamos,
con la fuerza para superar
la vida y las caricias para curar la amargura.
Mañana serás de nuevo ese
cielo dónde poder encontrarme.”
Del poema El hombre de mi
vida.
… ¿queda algo sin remover
en este libro?
Seguro que sí, lo que sin
duda ofrece es mi verdad, me ofrezco sin tapujos, mis historias son lo más
cercano a la certeza que puedo haber escrito. Soy herida propia de mi historia,
acurrucada en los brazos de un sueño que jamás imaginé.
…Habrá que leer con todo
cuidado y emoción los versos, las historias encerradas en este libro Herida
propia, que cómo bien dice Rosa Estremera son autobiográficos y universales. Le
robo un verso, porque la vida se inventa…
María J.
López Asuar.

Pedro Alcarria
El poeta Pedro Alcarria con su libro
Roma París Berlín
Lectura de poemas de Dolors Fernández Guerrero
Libros que van llegando

El crimen de la carretera del Oeste, de Antonio Conde Bajén
A finales de 1939, recién finalizada la Guerra Civil, mueren asesinados el comandante Garzón, su hija y su chofer, asesinato
del que se habló mucho y se culpó a insurgentes del régimen de Franco.
Pero Dionisio, joven policía de Toledo y primo del chofer asesinado no lo cree y empieza una ardua investigación, que acaba por obsesionarle y ocuparle toda una vida.
Intrigas, venganzas, masonería, Antonio Conde Bajén ha sabido encontrar en un hecho histórico el canal idóneo para una novela trepidante, certera, de las que enseñan mientras entretienen.

Digo yo que tú Babel, de José Angel García
Nuevo libro de un autor esencia, José Ángel García, muestra de poesía minimalista, capaz de decir mucho en poco, muy poco espacio poético.

Ojos, de PIlar Bravo
Cuántas veces hemos escuchado aquello de que los ojos son el espejo del alma, pues ahora tenemos un maravilloso libro para comprobarlo. En Ojos, Pilar Bravo ha sabido descifrar todo lo poético y humano que tienen los ojos, y al mismo tiempo, hacer un brillante recorrido por algunos de los personajes más luminosos y atractivos que conocemos.
Los ojos se llenan de voces, de anécdotas, de situaciones que nos
sorprenden. Hay mucho que ver a través de los ojos y Pilar Bravo lo explica en este libro, personaje a personaje, vida a vida como si de un mapa se tratara, un mapa literario, corporal, definitivo y emblemático.
Libro distinto, de los capaces de enseñar y acompañar.
Premio Nuevo Ateneo Online

Ganadora del curso 2020-2021: Rosa Estremera.
Ganador del curso 21-22: Pedro Alcarria Viera
Ganadora del curso 22-23; Isabela Basombrío Hoban
Ganador del curso 23-24: Antonio Machado Sanz